La historia de Dana S.

Dana, de 38 años, estaba en el comienzo de la adolescencia cuando empezó a fumar cigarrillos de vez en cuando con los amigos. La mayoría de los familiares y amigos de Dana fumaban, entonces ella pensaba que era normal. Cuando tenía 16 años ya fumaba todos los días y compartía cigarrillos con su madre, Terrie, quien fue participante de Consejos de exfumadores.

En el 2001, a Terrie se le diagnosticó cáncer oral y de garganta relacionado con el tabaquismo. La operaron para extirparle la laringe y tuvo que empezar a hablar por medio de un dispositivo de voz artificial. Los tratamientos de radiación y quimioterapia le dejaron cicatrices en la cara y el cuello. Dana apoyó a su madre en ese difícil trayecto mientras luchaba su propia batalla contra la adicción a la nicotina.

El cáncer de Terrie volvió varias veces y al final se propagó hacia el cerebro. En el 2009, Dana se mudó más cerca para ayudar a cuidar a su mamá. “Ha sido muy difícil para la familia porque uno pasa por todo lo que ellos están pasando”, explica Dana en un video de Consejos de exfumadores. “Quizás no de la misma forma, pero uno igual está ahí”, agrega.

Después de que Terrie murió en el 2013, Dana decidió dejar de fumar cigarrillos. Con la ayuda de medicamentos recetados para dejar de fumar, dejó de hacerlo para siempre. “Mi mamá siempre me decía: Nunca pares de intentar de dejar de fumar”, dice Dana. “Creo que estaría tan orgullosa de mí como yo lo estaba de ella”, afirma.

La biografía de Dana S.

Dana, de 38 años, comenzó a fumar cigarrillos en los primeros años de la adolescencia, igual que su madre, Terrie, participante de Consejos de exfumadores. En la pequeña ciudad de Carolina del Norte donde Dana se crio, casi todos sus familiares y amigos fumaban.

“Para mí era algo normal”, afirma Dana. “A nadie parecía importarle cómo fumar podía afectarle la salud, así que yo tampoco lo pensaba”, agrega.

En el 2001, a Terrie le diagnosticaron cáncer oral y de garganta, causados por haber consumido tabaco durante años. La operaron para extirparle la laringe. Dana, que en ese momento tenía 20 años, recuerda cómo la impactó ver a su madre en la habitación del hospital justo después de la operación.

“Me arrodillé y empecé a llorar a los gritos porque no tenía idea del alcance del problema hasta que vi esa incisión”, dice Dana. “Le habían hecho un corte de oreja a oreja”, añade.

Terrie tuvo que aprender a comunicarse sin laringe. Probó escribir en una pizarra con marcadores, usar el lenguaje de señas, aprender a hablar con el esófago, y usar un dispositivo laríngeo artificial. Dana apoyó a su madre en ese difícil trayecto mientras luchaba su propia batalla contra la adicción a la nicotina.

El cáncer de Terrie volvió varias veces y al final se propagó hacia el cerebro. Múltiples operaciones le dejaron cicatrices en la cara y el cuello y los tratamientos de quimioterapia la dejaron débil. En el 2009, Dana se mudó más cerca para ayudar a cuidar a su mamá.

“Ha sido muy difícil para la familia porque uno pasa por todo lo que ellos están pasando”, explica Dana en un video de Consejos de exfumadores. “Quizás no de la misma forma, pero uno igual está ahí”, agrega.

Incluso cuando Terrie reportaba el efecto del tabaquismo en su deteriorada salud, por medio de su participación en la campaña Consejos de exfumadores de los CDC, Dana todavía fumaba. La mañana después de que su madre murió, en septiembre del 2013, Dana salió del hospital y prendió un cigarrillo.

Al final, decidió tomar el control y dejar de fumar. Con la ayuda de medicamentos recetados para dejar de fumar, dejó de hacerlo para siempre.

“Mi mamá siempre me decía: Nunca pares de intentar de dejar de fumar”, dice Dana. “Me gustaría poder decirle que me he liberado del tabaco, pero ya no está aquí. Lo que puedo hacer es ayudar a difundir su mensaje para animar a más personas a que dejen de fumar”.

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