Directrices clínicas sobre el calor y los niños con asma

Puntos clave
  • El calor puede empeorar los síntomas del asma. Anime a los niños y adolescentes con asma a revisar el pronóstico de HeatRisk a diario durante los meses de calor.
  • Hay varias formas de mantenerse saludables cuando hace calor afuera. Cree un plan de acción contra el calor con los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes.
  • Proporcione orientación a los niños y adolescentes con asma sobre los signos de sobrecalentamiento, como dificultad para respirar y más fatiga de lo usual al hacer ejercicio.
  • Pídales a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes con asma, que también revisen el índice de calidad del aire (AQI, por sus siglas en inglés) y tomen medidas de protección cuando este índice esté por arriba de 100, ya que los días de calor pueden empeorar la calidad del aire, y respirar aire que tenga niveles de ozono no saludables por tan poco como un día puede desencadenar un ataque de asma.
  • Revise los medicamentos que tomen los niños y adolescentes con asma para ver si pueden aumentar la sensibilidad al calor. Haga un plan para evitar las complicaciones con los medicamentos durante los días de calor, como mantener los inhaladores fuera de los autos u otros lugares calientes porque pueden estallar con las altas temperaturas.
Información general

Este documento con directrices tiene el objetivo de ayudar a apoyar sus conversaciones con niños, adolescentes y sus cuidadores sobre el efecto que tiene el calor en el asma. La información que les brinde puede empoderarlos para que tomen medidas de protección durante los días de calor. Aunque no todos los niños o cuidadores podrán tomar todas las medidas, cada medida que tomen puede ayudar a los niños o adolescentes con asma a mantenerse saludables durante los días de calor.

El equilibrio entre pasar tiempo al aire libre y protegerse del calor

Estar al aire libre puede ser de mucho beneficio para la salud de los niños. Sin embargo, el tiempo caluroso puede crear condiciones que pueden ser dañinas para la salud de los niños, especialmente porque los niños tienen sensibilidades únicas a la exposición al calor. El cuerpo y la mente de los niños en pleno crecimiento podrían ser más sensibles a las temperaturas más altas que los de los adultos. Los niños posiblemente pasen más tiempo afuera, tengan menos control sobre su ambiente físico, menos conocimiento sobre los efectos del calor en la salud y menos capacidad para alejarse de las situaciones dañinas. La exposición al calor puede dificultar el aprendizaje, afectar el desarrollo físico, alterar la salud mental y empeorar las enfermedades concomitantes con el asma en los niños.

Factores de riesgo

El calor, la calidad del aire y el asma

Los días de calor pueden aumentar el riesgo de los pacientes con asma, tanto directamente como indirectamente.

Los días de calor pueden contribuir directamente a ataques de asma mediante la deshidratación. La deshidratación—así como la acidosis láctica y los desequilibrios hidroelectrolíticos relacionados—pueden causar síntomas de asma más graves.

El tiempo caluroso puede aumentar los niveles de contaminantes en el aire, como ozono, materia particulada fina y dióxido de azufre. Estos contaminantes pueden desencadenar ataques de asma y aumentar la necesidad de atención médica. Por ejemplo, el calor favorece la formación de ozono a nivel del suelo, o esmog. Además, los días calurosos pueden ser húmedos, y la humedad puede empeorar la función pulmonar.

El polen es otro desencadenante común del asma. En las últimas décadas, la temporada de polen se ha alargado varias semanas en muchas regiones de los Estados Unidos.

El tiempo seco y caluroso puede aumentar el riesgo de incendios forestales. Los contaminantes en el humo de los incendios forestales provocan síntomas de asma. Durante la temporada de calor, la exposición a múltiples peligros ambientales simultáneos—como humo de incendios forestales, polen e inundaciones que pueden causar moho—puede hacer que los niños enfrenten varios desencadenantes del asma a la vez.

Los niños con asma y necesidades de salud especiales, incluidos los niños con deterioro de la función pulmonar y otras enfermedades concomitantes, como obesidad, podrían ser más susceptibles a daño por la exposición al calor y la contaminación del aire. Para estos niños, la conversación sobre el manejo de las condiciones médicas crónicas debe incluir directrices sobre cómo manejar los riesgos de la exposición al calor y contaminación en el aire y a la vez cumplir con las recomendaciones de actividad física.

Los niños y adolescentes con asma podrían beneficiarse de incluir medidas para reducir su exposición al calor y la mala calidad del aire tanto en sus planes de acción contra el calor y sus planes de acción para el control del asma.

El calor, los medicamentos y el asma

Los medicamentos que tratan el asma y otras condiciones médicas pueden interactuar con el calor. Muchos medicamentos, incluidos los de venta sin receta, pueden alterar la tolerancia al calor y la capacidad del cuerpo para regular su temperatura. Esto puede predisponer a las personas a enfermedades por calor durante los días calurosos.

Los medicamentos, como algunos antihistamínicos, pueden reducir la capacidad del cuerpo para sudar y, por lo tanto, para enfriarse por sí mismo. Algunos medicamentos pueden causar desequilibrios hidroelectrolíticos, así como deshidratación. Algunos de los medicamentos que se usan para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), como el metilfenidato, aumentan directamente la temperatura del cuerpo, lo cual aumenta la intolerancia al calor. La deshidratación puede reducir el flujo sanguíneo a los riñones y causar lesiones renales por el uso de medicamentos nefrotóxicos, como los medicamentos antinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas en inglés). La deshidratación también puede aumentar los niveles en la sangre de los medicamentos, lo cual puede dar lugar a eventos adversos. La mala calidad del aire debida al calor podría aumentar la necesidad de usar medicamentos para los niños con asma. Por último, muchos medicamentos, incluidos ciertos antibióticos, pueden aumentar la sensibilidad de la piel al sol.

Es importante proteger los medicamentos en los días calurosos, ya que la exposición a altas temperaturas podría afectar de manera directa a los medicamentos y a los dispositivos de administración de medicamentos. Por ejemplo, los inhaladores de dosis medida pueden estallar en temperaturas de más de 120 oF, lo cual podría suceder dentro del maletero de un auto en un día de calor. Los autoinyectores de epinefrina tipo EpiPen podrían no funcionar adecuadamente o administrar menos epinefrina cuando se exponen al calor. La insulina, que debería estar siempre refrigerada, podría ser menos eficaz si se deja en el calor.

Los esquemas de medicación, como los incluidos en los planes de acción para el control del asma de sus pacientes, deberían ser revisados cuidadosamente teniendo en cuenta los medicamentos que podrían afectar la tolerancia al calor y el equilibrio hídrico. Se debería hacer un plan de los cambios necesarios en la medicación para mantener el control del asma en los días de calor y mala calidad del aire. La página sobre el calor y los medicamentos ofrece más información que puede fundamentar las directrices para los pacientes.

Manejo del paciente

Tome estas 5 medidas para ayudar a los pacientes, o cuidadores de niños o adolescentes con asma, a que se mantengan seguros los días de calor, y documéntelas con ellos en un plan de acción contra el calor.

  1. Evalúe los factores de riesgo que podrían aumentar las probabilidades de que el calor o la mala calidad del aire empeoren el control del asma de sus pacientes.
    • Pregunte sobre el nivel inicial de control del asma, ya que los niños que no tienen el asma bien controlada podrían ser más sensibles al calor y la mala calidad del aire.
    • Use el cuestionario CHILL’D-OUT para evaluar los factores de riesgo. Si tiene una cantidad limitada de tiempo, haga las preguntas en negrita.
      • Enfriamiento
        • ¿Tiene el paciente aire acondicionado que funcione en su casa?
        • ¿Puede revisar y controlar la temperatura interior en donde vive?
        • ¿Tiene un ventilador eléctrico?
        • ¿Sabe cómo encontrar un centro para refrescarse, de ser necesario?
      • Vivienda
        • ¿Tiene su paciente vivienda estable?
        • ¿Vive en uno de los pisos más altos de un edificio donde podría exponerse a más calor?
        • ¿Se expone regularmente a contaminantes del aire interior, como humo de segunda mano o moho?
        • ¿Tiene un purificador de aire portátil o filtro en su sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado?
      • Aislamiento y movilidad
        • ¿Tiene su paciente algún vecino, amigo o familiar que pueda chequear cómo está en los días de calor?
        • ¿Tiene algún problema de movilidad que pueda limitar su capacidad para conseguir refrescarse en su casa u otro lugar?
      • Electricidad
        • Si el calor provoca un apagón, ¿tiene su paciente un plan para los medicamentos que deben refrigerarse o los dispositivos médicos eléctricos, como los nebulizadores, respiradores o concentradores de oxígeno?
      • Información
        • ¿Revisa su paciente el pronóstico del tiempo diario, u hora por hora, para saber cuál será el momento más caluroso del día? ¿Puede accesar la herramienta HeatRisk?
        • ¿De dónde obtiene su paciente información sobre cómo proteger su salud contra el calor y qué medidas tomar para hacerlo?
      • Medicamentos
        • ¿Toma su paciente medicamentos que aumentan el riesgo por exposición al calor?
      • Aire libre
        • ¿Cuánto tiempo pasa su paciente al aire libre durante los días de calor, sea por trabajo, deporte o recreación?
        • ¿Se expone a la contaminación del aire exterior en su casa, su trabajo u otro lugar, por ejemplo, en una autopista muy transitada, un sitio de construcción, un establecimiento industrial o el humo de incendios forestales frecuentes?
        • ¿Tiene alergia al pasto, las malezas o el polen de los árboles?
  1. Eduque a sus pacientes sobre cómo mantenerse frescos durante los días de calor.
    • Vea la herramienta HeatRisk con los pacientes, o cuidadores de niños o adolescentes, que delinea la frecuencia con la cual podría producirse cada nivel (color) de riesgo de HeatRisk y sugiere medidas que las personas pueden tomar a cada nivel.
    • La mayoría de los pacientes puede empezar a tomar medidas cuando el nivel de HeatRisk llegue a anaranjado.
      • Algunos niños con asma serán sensibles al calor cuando el nivel de riesgo por calor de HeatRisk esté en amarillo y se necesitarán tomar medidas cuando esté a ese nivel. Dígales a los pacientes, o cuidadores, que monitoreen sus síntomas cuando el nivel de riesgo esté en amarillo y anaranjado, y que le avisen si ese es su caso.
    • Repase con sus pacientes y sus cuidadores los signos de enfermedad relacionada con el calor y los signos de empeoramiento del asma. Los síntomas de calor incluyen abundante sudoración, calambres musculares, debilidad, aturdimiento, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Cree un plan con ellos sobre cuándo buscar atención médica.
    • Aconseje a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, sobre cómo mantenerse frescos cuando estén al aire libre en cada nivel de riesgo de la herramienta HeatRisk. Además, cuando estén afuera, todos pueden:
      • Usar ropa liviana y holgada que cubra los brazos y las piernas, un sombrero de ala ancha que proteja la cara, las orejas y la nuca del sol, y lentes de sol.
      • Aplicarse un protector solar de amplio espectro que filtre los rayos UVA y UVB. El protector solar debe tener un factor de protección solar (SPF) de 30 o mayor.
    • Recuérdeles a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que traten de programar las actividades para las horas más frescas del día o la tarde de ser posible.
    • Hable con los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, sobre cómo mantenerse frescos cuando estén adentro. Ellos pueden:
      • Usar un aparato de aire acondicionado, si tienen, o encontrar un sitio que lo tenga. Con pasar siquiera unas horas en un sitio fresco pueden reducir el riesgo de tener problemas de salud por el calor.
      • Usar ventiladores, pero solo si la temperatura interior es de menos de 90 °F. Cuando las temperaturas están por arriba de los 90 °F, los ventiladores pueden aumentar la temperatura del cuerpo.
    • Remita a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que necesiten asistencia con los costos de la energía al Programa de Asistencia con el Pago del Suministro de Energía para Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP, por sus siglas en inglés).
    • Dirija a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, a información sobre recursos públicos, como centros para refrescarse, piscinas y áreas recreativas con chorros de agua. Se puede encontrar la ubicación de los centros para refrescarse más cercanos llamando al 2-1-1, consultando recursos públicos o comunicándose con la agencia de manejo de emergencias y el departamento de salud locales.
  1. Eduque a sus pacientes sobre cómo mantenerse hidratados.
    • Revise con ellos los signos y síntomas de deshidratación, que incluyen:

Piel fría y húmeda
Mareos o sensación de aturdimiento
Latido cardiaco rápido
Sudar mucho o no poder sudar
Fatiga
Dolor de cabeza
Espasmos o calambres musculares

Náuseas
Calambres abdominales
Hinchazón en las extremidades
Orina de color más oscuro
Orinar con poca frecuencia
Sed

    • Recalque la importancia de consumir líquidos y alimentos con regularidad y constancia a lo largo del día.
    • Aconséjeles a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que consideren limitar las bebidas con más contenido de azúcares, sodio y cafeína de ser posible, ya que podrían causar deshidratación. Vea el punto 4 de las Guías Alimentarias.
    • Dígales que beber agua es generalmente la mejor opción, pero que las bebidas deportivas con un equilibrio de electrolitos podrían ser útiles si sudan durante varias horas.
  1. Eduque a sus pacientes sobre la calidad del aire, ya que el calor empeora la calidad del aire, lo cual afecta su salud.
    • Revise el índice de calidad del aire (AQI, por sus siglas en inglés) con los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, en el panel de información de HeatRisk, en la app del teléfono para el pronóstico del tiempo o en airnow.gov. Asegúrese de que sepan cómo accesar, entender y usar la información; por ejemplo, qué medidas pueden tomar según el nivel específico de calidad del aire.

Acerca del índice de calidad del aire (AQI) y medidas a considerar para cada nivel

El índice de calidad del aire se basa en los contaminantes comunes del aire, como el ozono a nivel del suelo, las partículas contaminantes, el monóxido de carbono, el dióxido de azufre y el dióxido de nitrógeno. Los valores varían de 1 a 500, y los más altos corresponden a una menor calidad del aire y a mayores preocupaciones de salud.

Cuando el número supera los 100, se considera que el aire de afuera no es saludable para los grupos de personas sensibles, incluidos los niños con asma. En los días en que el índice esté por arriba de 100, está bien que vayan afuera, pero pueden considerar tomar más descansos o hacer actividades menos intensas. Pueden seguir su plan de acción para el control del asma y mantener a mano sus medicamentos de alivio rápido.

Algunos niños con asma podrían ser sensibles a la contaminación del aire cuando el índice de calidad del aire está entre 51 y 100. Pídales a sus pacientes que usen el índice de calidad del aire para evaluar si tienen más síntomas cuando está entre 51 y 100. De ser así, remítalos a las medidas que pueden tomar las personas sensibles a la mala calidad del aire Cómo usar la herramienta HeatRisk y el índice de calidad del aire (cdc.gov).

Tenga en cuenta que, el índice de calidad del aire no incluye los niveles de polen. Esto significa que algunos días, el índice de calidad del aire podría estar bajo, aunque haya altos niveles de polen en el aire.

    • Revise con ellos las medidas para tener buena calidad de aire interior.
      • Medidas para tener buena calidad de aire interior
        • Recuérdeles a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que el aire interior puede estar tan contaminado como el exterior.
        • Informe a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que el humo de los cigarrillos y de los cigarrillos electrónicos, las velas y los ambientadores o desodorantes de ambiente son fuentes interiores de contaminación del aire.
        • De ser posible, cuando estén cocinando adentro, deberían dejar entrar aire de afuera.
        • Anime a sus pacientes a dejar entrar aire limpio de afuera cuando el índice de calidad del aire esté por debajo de 100 (o por debajo de 50 en el caso de los pacientes sensibles).
      • Acerca de los filtros de aire
        • Hable sobre los purificadores de aire, también conocidos como limpiadores de aire o filtros de aire, que se usan en los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC, por sus siglas en inglés). Si bien estos dispositivos no pueden eliminar todos los contaminantes del aire, cuando se usan de la manera correcta, sí pueden eliminar muchos y mejorar la calidad del aire interior. Puede encontrar una lista de purificadores portátiles aquí.
        • Algunos hogares tienen sistemas de HVAC con filtros remplazables. Estos filtros tienen una calificación MERV (Valor de Informe de Eficiencia Mínima) o han sido designados filtros HEPA (de alta eficiencia para partículas en el aire). Para eliminar eficazmente la contaminación del aire interior, se pueden usar filtros HEPA con calificación de MERV de 13 o mayor.
        • Los filtros de aire deberían remplazarse regularmente. La frecuencia con que se deban remplazar dependerá de la cantidad de contaminación presente en el aire, pero puede hacerse cada 60-90 días.
        • Recurrir a purificadores de aire hechos en casa podría ser una alternativa más económica y accesible que las versiones comerciales para eliminar las partículas de humo. Estos se pueden hacer usando un ventilador de caja y un filtro de alta eficacia para hogares.
  1. Haga un plan para el manejo de los medicamentos para los días en que el nivel de riesgo de HeatRisk esté en anaranjado, rojo o magenta.
    • Aconséjeles a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que tomen todos los medicamentos según las indicaciones, a menos que usted u otro médico les digan otra cosa.
    • Repase con ellos la lista de sus medicamentos, y resalte los medicamentos que podrían reducir su tolerancia al calor, como algunos antihistamínicos, o los que podrían necesitar ajustes debido a las interacciones con el mayor nivel de calor. Vea la página web sobre el calor y los medicamentos para obtener más información.
    • Proporcione directrices sobre cómo guardar los medicamentos, especialmente las personas lleven consigo, como los inhaladores, que pueden dejar de funcionar bien o estallar con las altas temperaturas. Dígales a los pacientes, o cuidadores de niños y adolescentes, que no dejen los medicamentos en un auto ni en otros lugares que puedan ponerse muy calientes.
    • Si toman algún medicamento que pueda causarles sensibilidad al sol, como ciertos antibióticos, aconséjeles limitar su exposición al sol. Para evitar las quemaduras de sol, las cuales pueden facilitar la deshidratación, recomiende que usen un protector solar con un SPF de 30 o mayor, usen un sombrero y ropa que los proteja del sol y que intenten quedarse adentro durante las horas más calurosas del día.
    • En caso de que se produzca un apagón, planifique lo que deben hacer con los medicamentos que requieran refrigeración (como la insulina), los dispositivos de administración de medicamentos (como los nebulizadores) y los dispositivos médicos eléctricos (como los ventiladores y concentradores de oxígeno).