La historia de John B.

John, de 61 años, fumó su primer cigarrillo a los 8 años. A los 16 años, ya compraba sus propios cigarrillos y fumaba a diario.

John fumaba de dos a tres paquetes de cigarrillos al día. Casi a los 30 años, le prometió a su padre que dejaría de fumar. Probó diferentes estrategias para acabar con su adicción a la nicotina, como la acupuntura, la hipnosis y dejar de fumar de golpe. También intentó con parches de nicotina. Nada de lo que John intentó funcionó para él. Nunca podía pasar un día entero sin fumar un cigarrillo.

Después de que su padre murió, John estaba aún más motivado para dejar de fumar, pero aún le costaba. Luego encontró una médica que había dejado de fumar. Ella entendía lo que es la adicción a la nicotina y la dificultad de dejar de fumar. Le recetó dos medicamentos para dejar de fumar, incluido un inhalador oral de nicotina, y le recomendó que recibiera consejería para ayudarlo a lo largo del proceso. También le sugirió que fijara una fecha para dejar de fumar. A los 38 años, después de más de 20 años de fumar, John cumplió la promesa que le hizo a su padre y fumó su último cigarrillo en la fecha que fijó para dejar de fumar, Mayo 5.

Dejar de fumar le ha dado a John una inmensa sensación de libertad. Su consejo para los demás es sencillo: “Si yo he podido dejar de fumar, ustedes también pueden. Solo necesitan encontrar el enfoque que funcione para ustedes”.

La biografía de John B.

John, de 61 años, se crió en una familia de fumadores. Con solo 8 años, fumaba las colillas de los cigarrillos que quedaban en los ceniceros. “Yo era ese niño”, dice. “Si alguien apagaba un cigarrillo, yo lo recogía y me lo fumaba”. A los 16 años, John ya compraba sus propios cigarrillos y fumaba a diario.

John tenía 20 años cuando conoció a su futura esposa, Sharon, y sus dos hijos pequeños. Para entonces, fumaba de dos a tres paquetes de cigarrillos al día. Sharon dejó claro que no le gustaba cuando John fumaba. “Ella solía decirme que apestaba tanto que tendría que ducharme antes de poder darle un abrazo y un beso”, dice. Cuando se casaron y se fueron a vivir juntos, John decidió que era el momento perfecto para dejar de fumar.

“Probé la acupuntura, la hipnosis, los parches de nicotina y dejar de fumar de golpe”, dice John. “Incluso le pedí a un compañero de trabajo que pusiera mi paquete de cigarrillos en su casillero. Nada de lo que probé me funcionó. Nunca podía pasar un día entero sin fumar un cigarrillo”.

Cuando John tenía casi 30 años, su padre se enfermó y fue hospitalizado. Cada vez que John visitaba a su padre, le prometía que dejaría de fumar. Pero a pesar de sus esfuerzos, John siguió luchando con la adicción a la nicotina. Su padre sabía la verdad tan pronto como se abrazaban. “La evidencia estaba allí”, dice John. “Podía olerla”.

Después de que su padre murió, John estaba aún más motivado para dejar de fumar. Aun así, le costaba. Luego encontró a una médica que había dejado de fumar. Ella entendía de primera mano lo que es la adicción a la nicotina y la dificultad de dejar de fumar. Le recetó dos medicamentos para dejar de fumar, incluido un inhalador oral de nicotina, y le recomendó que recibiera consejería para ayudarlo a lo largo del proceso. También le sugirió que fijara una fecha para dejar de fumar. Esta vez funcionó. A los 38 años, después de más de 20 años de fumar, John cumplió la promesa que le hizo a su padre y fumó su último cigarrillo el 5 de mayo, la fecha que había fijado para dejar de fumar.

Dejar de fumar le ha dado a John una inmensa sensación de libertad. Aunque ha tenido algunos problemas de salud, se enfoca en lo positivo y sabe que su vida ha mejorado mucho por haber dejado de fumar. Cuando otros le preguntan al respecto, les responde: “Si yo he podido dejar de fumar, tú también puedes. Solo necesitas encontrar el enfoque que funcione para ti”.

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