Historia personal: Geno

La historia de Geno

Mi historia comenzó cuando un joven y una joven se conocieron en el campus de la Universidad Agrícola y Mecánica de Florida. En su primera cita, ¡él le preguntó a ella si tenía el rasgo de células falciformes! Ese joven se convirtió en mi padre y la joven es mi madre. Mi padre es portador del rasgo de células falciformes y sabía muy bien que, si se casaba con una persona que también fuera portadora del rasgo, sus hijos tendrían un 50 % de probabilidad de nacer con enfermedad de células falciformes completamente desarrollada. Él descubrió que mi madre no es portadora del rasgo de células falciformes y el resto es historia.

Soy el mayor de tres hijos y el único que tiene el rasgo de células falciformes. La primera vez que supe que tenía el rasgo fue cuando era estudiante de primer año en la Universidad de Georgia. Llamé a casa y mi madre me dijo: "Tu papá tiene el rasgo, pero no recuerdo que el médico dijera que tú lo tenías cuando naciste". A todos los recién nacidos se les hacen pruebas para detectar el rasgo en Florida, pero yo había pasado toda mi vida sin saberlo.

Desafíos

Una vez que supe que tenía el rasgo, investigué tanto como pude y hablé con el personal de entrenamiento de fútbol. Ellos me aseguraron que el rasgo no afectaría mi capacidad para jugar. Junto conmigo, otros cuatro estudiantes de primer año tuvieron pruebas del rasgo de células falciformes con resultados positivos y se nos asignó un entrenador que nos observaba muy de cerca durante las sesiones de práctica y en los días de partidos. Mis compañeros de equipo no me trataron de manera diferente y seguí adelante con mi vida igual que como lo había hecho hasta entonces. Un día me enteré de que un jugador de fútbol había muerto por complicaciones del rasgo de células falciformes mientras participaba en una práctica durante la primavera en otra universidad. Fue entonces que me di cuenta de que esto es un asunto serio y que no debería correr ningún riesgo con mi salud.

Jugué al más alto nivel en la universidad y me gané un lugar en la NFL.

Sabía por mis investigaciones que no sería bueno para mí jugar a gran altitud, así que recé para no ser seleccionado por Denver, que está a gran altitud. Terminé en Cincinnati y he jugado a nivel muy alto sin haber tenido ninguno de los efectos adversos del rasgo de células falciformes. Durante la temporada del 2011, viajamos a Denver para jugar contra los Broncos y esa fue la primera vez que realmente puedo decir que sentí los efectos del rasgo. Después de una serie de jugadas en las que no tuvimos respiro, me tuvieron que dar oxígeno en la banca.

Efecto

Algunos de los cambios que hice en mi vida incluyen hábitos de alimentación saludable, evitar las drogas y el alcohol, no fumar, y lo más importante, descansar mucho. Todos en mi familia saben que tengo que tomar mi siesta diaria. Tomo más agua, bebidas deportivas y agua de coco que antes porque es importante estar bien hidratado antes y después de las actividades.

Tener el rasgo de células falciformes no le impide a un atleta participar en deportes; sin embargo, el personal de entrenamiento y el instructor necesitan tomar precauciones para asegurar que el jugador no se enfrente a situaciones peligrosas. En la escuela secundaria superior, mis entrenadores me reprendían porque yo siempre quedaba atrás durante los ejercicios de carreras y con frecuencia me cansaba mucho. Ahora lo recuerdo y me doy cuenta de que podría haber sido una situación peligrosa para mí si algún entrenador demasiado exigente o yo mismo hubiera presionado mucho durante esos días tan calientes en el sur de la Florida.

Cada año me da tristeza cuando sé de otro jugador joven que muere por complicaciones del rasgo de células falciformes mientras hacía deporte. Este círculo vicioso me muestra que no hay suficiente información ni educación y que tampoco se está destacando lo suficiente este tema. Mi meta es comenzar una fundación, cuyo enfoque principal sea ofrecer pruebas para los atletas al nivel de la secundaria superior y brindar capacitación para que los entrenadores e instructores puedan ayudar a los deportistas a ser lo mejor que puedan.

Los CDC le quieren agradecer a Geno Atkins por compartir su historia personal.