Nuevos datos parecen indicar que las ETS siguieron aumentando durante el primer año de la pandemia de COVID-19

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Martes, 12 de abril del 2022
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La gonorrea y la sífilis aumentaron, mientras que la disminución en los casos de clamidia probablemente se deba a una menor realización de pruebas de detección

Los casos de enfermedades de transmisión sexual (ETS) notificados en los Estados Unidos disminuyeron durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 en el 2020, pero la mayoría de las ETS que se notifican volvieron a aumentar hacia el final del año. En última instancia, los casos de gonorrea, sífilis y sífilis congénita notificados superaron los niveles del 2019, mientras que los casos de clamidia disminuyeron, según nuevos datos publicados hoy por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los datos brindan la imagen más clara hasta el momento del impacto del COVID-19 en la epidemia de ETS en los EE. UU.

El Informe de vigilancia de las ETS del 2020 publicado recientemente encontró que al final del 2020:

  • Los casos de gonorrea y sífilis primaria y secundaria notificados habían aumentado un 10 % y un 7 % respectivamente, en comparación con el 2019.
  • La sífilis entre los recién nacidos (es decir, sífilis congénita) también aumentó; los casos notificados aumentaron casi un 15 % desde el 2019 y un 235 % desde el 2016. Datos iniciales indican que los casos de sífilis primaria y secundaria, y de sífilis congénita, también siguieron aumentando en el 2021.
  • Los casos de clamidia notificados disminuyeron un 13 % desde el 2019.

Históricamente, la clamidia representa la mayor proporción de las ETS notificadas en los Estados Unidos. La disminución en la cifra de casos de clamidia notificados probablemente se deba a una menor realización de pruebas de detección y a diagnósticos insuficientes durante la pandemia, en lugar de una reducción en las infecciones nuevas. Esto también contribuyó a una disminución general en las cifras de casos de ETS notificados en el 2020 (de 2.5 millones de casos notificados en el 2019 a 2.4 millones en el 2020).

“La pandemia de COVID-19 ejerció una enorme presión sobre una infraestructura de salud pública que ya estaba sobrecargada”, dijo Jonathan Mermin, M.D., M.P.H., director del Centro Nacional para la Prevención de VIH, Hepatitis Virales, ETS y Tuberculosis de los CDC. “Hubo momentos en el 2020 cuando pareció que el mundo se había detenido, pero las ETS no se detuvieron. El impulso implacable de la epidemia de ETS continuó al tiempo que los servicios de prevención de las ETS se vieron alterados”, explicó.

Probablemente varios factores contribuyeron a la disminución inicial de casos de ETS notificados en la primera parte del 2020, por ejemplo:

  • servicios de atención médica en persona reducidos, debido a que disminuyeron las visitas de rutina, lo cual dio lugar a pruebas de detección de ETS menos frecuentes;
  • reasignación del personal de salud pública del trabajo relacionado con las ETS a las actividades de respuesta a la pandemia de COVID-19;
  • escasez de suministros para pruebas de ETS y para laboratorio;
  • interrupciones en la cobertura de seguro médico a causa del desempleo, y
  • prácticas de telemedicina que dieron lugar a que algunas infecciones no se captaran en los datos nacionales.

Si bien las ETS están aumentando en muchos grupos, los datos de las ETS del 2020 muestran que algunos grupos raciales o étnicos minoritarios, los hombres gais y bisexuales y los jóvenes de nuestro país siguen presentando tasas más altas de ETS. Esta tendencia muestra que factores de larga data, tales como la falta de acceso a la atención médica regular, la discriminación y el estigma siguen obstaculizando la atención médica sexual de calidad para todas las personas que la necesitan.

“La pandemia de COVID-19 aumentó la concientización sobre una realidad que hemos conocido durante mucho tiempo acerca de las ETS. Los factores sociales y económicos, como la pobreza y no tener seguro de salud, crean barreras, aumentan los riesgos para la salud y con frecuencia se traducen en peores desenlaces de salud para algunas personas”, dijo Leandro Mena, M.D., M.P.H., director de la División de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual de los CDC. “Si deseamos realizar un progreso duradero contra las ETS en este país, tenemos que entender los sistemas que crean inequidades y debemos trabajar con colaboradores para cambiar esos sistemas. Nadie puede ser excluido”, agregó.

Queda mucho por hacer para restablecer, renovar y ampliar la prevención y el control de las ETS en los Estados Unidos, y esto requerirá que muchos grupos trabajen juntos, como los sistemas de atención médica, los centros médicos y las organizaciones comunitarias locales; los sectores público y privado; los proveedores de atención médica y los trabajadores de la salud.

Se deben priorizar y enfocar esfuerzos para recuperar el terreno perdido contra las ETS. La visión del Plan estratégico nacional para las infecciones de transmisión sexual de los Estados Unidos como un lugar donde se previenen las ETS y donde cada persona tiene acceso a la prevención, atención médica y tratamiento de alta calidad para las ETS, libre de estigma y discriminación, puede ser una realidad con la ayuda de colaboradores y la determinación de muchas personas.

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