Volumen 5: Nº 4, octubre 2008
INVESTIGACIÓN ORIGINAL
Detección de desórdenes alimenticios en alumnos de secundaria: resultados de una iniciativa nacional
S. Bryn Austin, ScD, Najat J. Ziyadeh, MPH, Sara Forman, MD, Lisa A. Prokop, BA, Anne Keliher, MMHS, Douglas Jacobs, MD
Citas sugeridas para este artículo: Austin SB, Ziyadeh NJ, Forman S, Prokop LA, Keliher A, Jacobs D. Detección de desórdenes alimenticios en alumnos de secundaria: resultados de una iniciativa nacional. Prev Chronic Dis 2008;5(4).
http://www.cdc.gov/pcd/issues/2008/
oct/07_0164_es.htm.
Visitado [fecha].
REVISIÓN PARITARIA
Resumen
Introducción
La detección y el tratamiento precoz de los desórdenes alimenticios y de las conductas extremas para controlar el peso podrían reducir el riesgo de desarrollar problemas de salud crónicos y detener su avance.
Métodos
En el año 2000, el Programa Nacional de Detección de Desórdenes Alimenticios (National Eating Disorders Screening Program) coordinó la primera iniciativa de alcance nacional para la detección de desórdenes alimenticios en las escuelas secundarias de los Estados Unidos. Los alumnos rellenaron un cuestionario de detección autoadministrado que incluía el Test de Actitudes Alimentarias (EAT-26) y preguntas sobre la inducción del
vómito o el ejercicio en exceso como forma de controlar el peso, la ingesta compulsiva de alimentos y los antecedentes de tratamiento de algún trastorno alimenticio. Se realizaron análisis de regresión multivariante para analizar las diferencias raciales/étnicas y por sexo.
Resultados
Casi el 15% de las niñas y el 4% de los varones obtuvieron una puntuación de 20 ó más en el EAT-26, límite que indica un posible trastorno alimenticio. En lo que respecta a los síntomas de desórdenes alimenticios, en las niñas se observaron pocas diferencias significativas entre los grupos étnicos, mientras que en los varones, los afroamericanos, los indio-norteamericanos, los asiáticos/nativos de las islas del
Pacífico y los latinos informaron tener más síntomas de estos desórdenes que los blancos. En total, el 25% de las niñas y el 11% de los varones informaron tener algún síntoma de desorden alimenticio o de conductas extremas para controlar el peso lo suficientemente grave como para recomendar una evaluación clínica. De estos estudiantes con síntomas, sin embargo, pocos informaron haber recibido alguna vez algún tipo de
tratamiento.
Conclusión
Evaluar a los estudiantes de enseñanza secundaria para detectar desórdenes alimenticios podría permitir identificar a los alumnos de alto riesgo que se beneficiarían de una intervención temprana, lo cual podría ayudar a prevenir las complicaciones agudas y a largo plazo asociadas a los desórdenes alimenticios y las conductas para controlar el peso.