Qué necesita saber
“Me siento afortunada de que mi cuerpo me dio señales y me habló”.
El testimonio de Linda G.
En noviembre del 2010, cuando tenía 63 años comencé a sentir un dolor constante en la parte superior del abdomen y alrededor del flanco derecho. Me despertaba por la noche. Fui a mi médico de cabecera y me mandó a que me hiciera ecografías pélvicas y abdominales. En el informe se indicó que tenía quistes renales, pero yo ya sabía de esos. Además, se señalaba que tenía otro quiste (que se creía que era un quiste de ovario común), pero era uno grande.
Mi próxima visita fue a mi médico especialista en riñones, en marzo del 2011. Miró el informe de la ecografía y sugirió enfáticamente que pensara en la extirpación del quiste de ovario en caso de que fuera cáncer.
Para cuando encontré un ginecólogo ya era diciembre del 2011. Ella hizo una prueba CA125 que mostró números muy bajos; lo que era algo bueno. Luego indicó una histerectomía abierta común con biopsias, lo que requería un tiempo de recuperación de 4 a 6 semanas. Si las biopsias daban resultados positivos, dijo ella, podría ir a un ginecólogo oncólogo para hacerme otra operación.
Finalmente decidí que podía ir a un ginecólogo oncólogo para que me hiciera la operación y realizara todo al mismo tiempo. Al siguiente agosto, mi ginecólogo oncólogo pudo realizar una histerectomía completa y quitar mi ovario derecho mediante un procedimiento laparoscópico (mínimamente invasivo). (El ovario izquierdo ya me lo habían extirpado 15 años atrás debido a un quiste).
El tiempo en el hospital fue menos de 36 horas. La recuperación duró unos 10 días. El diagnóstico de cáncer de ovario fue de células claras en estadio 1C. Me extirparon y analizaron más de 14 ganglios linfáticos, así como la parte del epiplón. [Nota del editor: El epiplón es el recubrimiento de la cavidad abdominal]. Todas estas pruebas dieron resultados negativos de cáncer.
El tumor estaba adherido a la parte trasera de la cavidad abdominal y fue difícil quitarlo. La masa tan grande que hacía presión contra los riñones y que estaba adherida era probablemente la razón del dolor que sentía.
Durante un seguimiento con el médico, me explicó que el cáncer de la célula clara es muy difícil de tratar y generalmente regresa. Le pregunté si creía que había extirpado todo y me dijo que estaba seguro de que el cáncer estaba contenido en el quiste, y que no parecía cáncer cuando lo envió a analizar al laboratorio.
Investigué mucho y encontré que las células claras no son tan comunes y que los medicamentos recomendados normalmente para los cánceres de ovario podrían hacer que el tipo de cáncer que yo tenía se volviera más agresivo. En consecuencia, opté por hacer seguimiento con tomografías por emisión de positrones (TEP) y no hacerme quimioterapia. Mi TEP en febrero del 2013 fue normal. Me he hecho recientemente un par de imágenes de resonancia magnética y TC que indican algo de líquido en el área donde estaban los ovarios, pero parece que por el momento no es un problema.
[Nota del editor: Durante una TEP, una pequeña cantidad de glucosa radioactiva [azúcar] se inyecta en una vena. Un escáner especial saca imágenes de áreas dentro del cuerpo donde se absorbió la glucosa. Las células cancerosas por lo general absorben más glucosa que las células normales, por lo tanto las imágenes se usan para encontrar las células cancerosas. Una resonancia magnética es un procedimiento que usa ondas de radio y un poderoso imán conectado a una computadora para crear imágenes detalladas de áreas dentro del cuerpo. Estas imágenes pueden mostrar la diferencia entre tejido normal y el canceroso. Una TC o tomografía computarizada, también llamada tomografía axial computarizada o TAC, toma imágenes de áreas dentro del cuerpo desde diferentes ángulos mediante el uso de una computadora conectada a una máquina de rayos x].
Me siento afortunada de que mi cuerpo me dio señales y me habló. Me alegro de haber insistido en conseguir ayuda hasta finalmente encontrar proveedores de atención médica atentos que podían darme los cuidados que necesitaba. Aprendí mucho, más que nada que uno tiene que defenderse a sí mismo y estar dispuesto a hacer mucha investigación.