Qué necesita saber
“Las mujeres de mi familia tienen antecedentes de muy buena salud y de vivir muchos años. Nunca pensé que sería yo la que podría tener problemas de salud graves”.
El testimonio de Debbie
Las mujeres de mi familia tienen antecedentes de muy buena salud y de vivir muchos años. Nunca pensé que sería yo la que podría tener problemas de salud graves. Tengo una hermosa familia: dos hijos, tres hijastras, cuatro nietos y un marido muy comprensivo. Siempre he llevado una vida activa, disfruto de las actividades deportivas y al aire libre y podría decir que soy adicta al trabajo.
Antes de que me diagnosticaran cáncer de ovario, rara vez me enfermaba. Pero, hace unos cuantos años, noté algunos síntomas raros: sentía el vientre inflamado y subí de peso sin razón aparente. También noté otras cosas anormales, como estreñimiento y náuseas al comer. Mis médicos me dijeron que tenía hipotiroidismo, me prescribieron medicamentos y los síntomas desaparecieron temporalmente. Todavía no sé con seguridad si los síntomas de hipotiroidismo estarían relacionados con lo que vino después.
Alrededor de un año después, los síntomas volvieron. Pero apareció algo nuevo: vi una sola mancha de sangre en mi pantiprotector. Como tenía 57 años de edad y estaba en la menopausia, pedí una cita con mi ginecólogo, algo que venía haciendo religiosamente siempre. La mancha de sangre fue un recordatorio de que era hora de hacerme un chequeo.
Debido a esta mancha de sangre, mi ginecólogo recomendó una ecografía y una biopsia. Creo que la ecografía puede haberme salvado la vida porque como los resultados no fueron concluyentes, mi ginecólogo me remitió a un ginecólogo oncólogo, un médico especializado en diagnosticar y tratar cánceres en los órganos reproductores de la mujer. El ginecólogo oncólogo me hizo una cirugía laparoscópica para determinar si el tumor que habían descubierto era canceroso. Pues bien, resultó que tenía cáncer y en lugar de la planeada laparoscopia, me hicieron una histerectomía completa.
Me sentí asombrada y desconsolada al enterarme de que tenía cáncer y que necesitaría más tratamiento. Pero unas 3 semanas después, comencé con una tanda de quimioterapia de seis sesiones, una cada 3 semanas. No podía dejar de pensar: "¿Qué fue de la vida que disfrutaba hace solo 3 semanas?"
Después de unos altibajos emocionales que duraron alrededor de un año tras mi cirugía, ahora siento que vuelvo a ser la misma. He terminado por aceptar que hay cosas en la vida que puedo controlar y otras no. Por todo lo que pasé, quiero recomendar a las mujeres a que escuchen a su cuerpo. No supongan que todo es parte de "etapa de la vida" –como la menopausia–, y si tienen síntomas preocupantes, no los ignoren.